8 reglas para preparar un café excepcional en casa o en tu barra

Hacer buen café no es cuestión de suerte, sino de atención.
Cada paso, desde el agua hasta la molienda, puede elevar o arruinar lo que llega a tu taza.

En Caffe Sospeso, creemos que aprender sobre el café no tiene que ser complicado:
solo hace falta curiosidad y el deseo de disfrutarlo más.
Aquí te compartimos 8 reglas básicas que te ayudarán a preparar un café equilibrado, aromático y con intención.

1. Conoce tu cafetera

Tu cafetera es tu herramienta principal, y entenderla es la mitad del camino.
No importa si usas una máquina espresso, prensa francesa o método de filtrado manual:
cada una tiene su propia personalidad.

Aprende a medir cuánta agua usa, cuánto café admite, y cómo responde a la temperatura.
Haz pruebas, observa y anota los resultados.
Con el tiempo, encontrarás tu punto exacto de extracción, es decir, el momento donde los sabores se liberan en equilibrio.

"El café no perdona la improvisación, pero sí premia la curiosidad".

2. La limpieza es clave

Un café excelente empieza con una máquina limpia.
Los aceites naturales del café se adhieren a las paredes del equipo y, con el tiempo, se vuelven rancios.
Eso contamina el sabor y crea notas amargas o metálicas.

Usa productos de limpieza específicos para cafeteras (o vinagre suave para casa).
Recuerda:

  • Para grasa y aceites → usa soluciones alcalinas.
  • Para sarro o depósitos de calcio → usa ácidos suaves o descalcificadores.

Mantén tu cafetera limpia por dentro y por fuera; el sabor lo agradecerá.

3. Usa agua de calidad

(PPM entre 125 y 175, pH entre 6.8 y 7.8)

El 98% del café es agua, así que la calidad del agua es casi tan importante como el grano. Debe ser fresca, sin olor ni sabor, y preferentemente filtrada o embotellada si tu zona tiene agua dura.

Los valores ideales para el café están entre 125 y 175 partes por millón (PPM) de minerales y un pH neutro (6.8–7.8).
Eso ayuda a que los sabores del café se disuelvan de manera equilibrada, sin volverse planos ni demasiado ácidos.

"El agua perfecta no sabe a nada: solo deja que el café se exprese."

4. Ajusta el molido

El molido es una de las variables más importantes y menos entendidas.
Define cuánto tiempo el agua estará en contacto con el café y, por lo tanto, cuánta esencia se extrae.

  • Extra fino: máquinas automáticas o espresso.
  • Medio: filtrado manual (como V60 o Chemex).
  • Grueso: prensa francesa o cold brew.

Un molido demasiado fino produce sobreextracción: el agua pasa lento, arrastra compuestos amargos y pesados.
Uno demasiado grueso provoca subextracción: el agua corre rápido y no extrae los azúcares ni los aceites, dejando una taza aguada y ácida.

"Piensa en el molido como una perilla de volumen del sabor: ajusta y escucha a tu paladar."

5. Calcula la proporción ideal

El balance está en la cantidad.
En términos sencillos, más café = más cuerpo, menos café = más ligereza.

Intensidad

Café por litro de agua

Concentración aproximada

Suave

55–60 g / L

5.5 %

Media

70–80 g / L

7–8 %

Intensa

90–120 g / L

9–12 %

Usar una báscula te ayudará a repetir resultados con precisión.
Si no tienes una, una cucharada colmada por cada 180 ml de agua es un buen punto de partida.

"Las proporciones son el lenguaje secreto del café: aprende a hablarlo".

6. La temperatura sí importa

El agua ideal para preparar café está entre 92 °C y 96 °C (195–202 °F). Debajo de eso ocurre la subextracción: el café queda plano, sin cuerpo ni dulzor. Por encima ocurre la sobreextracción: se liberan compuestos amargos y astringentes.

No necesitas un termómetro:
hierve el agua y déjala reposar unos 30 segundos antes de usarla.

Y un dato que rompe mitos:

El café no se “quema” con el agua caliente; solo cambia su equilibrio de sabores.

7. Sírvelo en su punto

El café recién hecho debe servirse entre 80 °C y 85 °C, y disfrutarse antes de 30 minutos de su preparación. Después de ese tiempo, los aceites se oxidan y el sabor se apaga.

Prueba algo interesante: deja que se enfríe un poco y notarás cómo cambian las notas.
Lo que al inicio era intenso y achocolatado puede volverse más dulce o frutal.

El café también evoluciona; escucharlo es parte del placer.

8. Juega con las variables

El café tiene vida propia, y pequeños cambios alteran todo:

  • La turbulencia (cómo viertes el agua) afecta el contacto y la uniformidad.
  • El tiempo de extracción define el balance entre acidez, dulzor y amargor.

Experimenta un cambio a la vez.
Eso te ayudará a reconocer qué te gusta y a entender mejor tu método.
Con práctica, podrás controlar cada variable y crear tu propio estilo.

"”El mejor café no es el perfecto: es el que te gusta y sabes cómo lograr."

Hacer café es una mezcla de ciencia, instinto y emoción. Estas ocho reglas no buscan volverlo técnico, sino hacerlo consciente.
Cuando entiendes el porqué detrás de cada paso, cada taza se vuelve una experiencia completa.

En Caffe Sospeso, creemos que preparar café es un acto de respeto: al productor, al grano y a quien lo disfruta. Y cuando se hace bien, cada sorbo se siente como una recompensa.

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